A fuego y gubia, esculturas de

Juan Bustillos en metal y madera

5 de diciembre 2019 – 2 de febrero 2020
Público: 64.784 visitantes 

Juan Bustillos lo entrega todo en cada obra que talla en madera o funde en metal. Su pasión por la escultura queda sellada en las piezas que procesa en bronce y da forma en madera, como en esta ocasión el cupesí, toco, trompillo y tipa.

En esta muestra, producto de su más reciente creación, el artista presenta en Manzana 1 Espacio de Arte cinco salas temáticas: la del minotauro de la mitología griega, cuerpo de hombre y cabeza de toro; la sala de ilusionadas embarazadas; la de las figuras abstractas y un ambiente especialmente dedicado a rostros de labios gruesos, todo en formatos de escala humana o aún más; y la sala mixtura que combina un caballo con muchas obras de temas diversos de pequeño formato.

Juan Bustillos llega a esta exposición enriquecido por su experiencia de maestro escultor que se reinventa en cada exposición y gestor cultural inquito e innovador.

  

Juan Bustillos

Yungas – La Paz, 16 de diciembre de 1958

Inicio su actividad como escultor en madera, en 1983. Estudió la madera en el Taller de Artes Visuales de Santa Cruz; la piedra en el taller de Ted Carrasco, en La Paz; y el bronce en la Escuela Kobatake Kobo, en Saitama, Japón.

El año 2000 construyó en Santa Cruz de la Sierra el espacio de arte Búho Blanco, su taller, galería y vivienda. En 2007 inauguró el Búho Blanco en San Javier para la difusión de actividades de arte y cultura, en la Chiquitania cruceña, rodeado de grandes rocas de granito.

Expuso y participó en múltiples simposios internacionales de escultura en Argentina, Perú, Japón, Austria, Alemania y el simposio Nuestros Parques en 2015 y 2016, 2017, en Santiago de Chile. Fue premiado en Bolivia, Argentina y Japón. Obtuvo el Primer Premio en la Bienal de Santa Cruz los años 1983, 1993 y 2008; fue galardonado en la Primera Trienal Internacional del Chaco Resistencia con el Premio de los Escultores, Argentina, en 1991 y recibió la Mención de Honor en The 4th Bienniial Exibition of Arts in Makurasaki, Japón, en 1995.

Con su obra monumental tiene emplazamientos de esculturas en espacios públicos de La Paz, Sucre y Santa Cruz, en Bolivia. Asimismo, su obra fue seleccionada para realizarse y emplazarse en Chengdu, China.

Desde 2005 es gestor cultural y codirector voluntario de Manzana 1 Espacio de Arte, entidad con la que organiza y es director del Simposio Internacional de Escultura de Santa Cruz de la Sierra y el Simposio Internacional de Escultura Casa Design Center, ambos con cinco ediciones realizadas. Asimismo, es gestor y auspiciador del Simposio de escultura en piedra Entre Amigos, en San Javier, que en 2020 se realizará por tercera vez. Este 2019 ideó e impulsó la primera versión del evento Días de Arte, en el que abre su taller al público y reúne a una decena de artistas bolivianos e invitados de Chile, todos autogestores de su producción creativa.

También por gestión propia, Juan Bustillos sostiene y fomenta la formación de nuevos y jóvenes escultores bolivianos. Anualmente acoge en su taller a becados que aprenden de su trabajo. Desde 2009 hasta hoy suman 25 los beneficiados de esta capacitación práctica, que aporta a la consolidación de nuevas generaciones de escultores en Bolivia.

Juan Bustillos posee una vasta obra escultórica en madera, metal y piedra.

Sobre la obra en exposición:

 JUAN Y LOS HILOS DE SU LABERINTO

A mediados de los 80, cuando el dinero valía menos que el papel en el que estaba impreso, Juan Bustillos decidió que solo viviría de su arte. Había sido albañil, carpintero, tallador de muebles, pero asumió que, si trabajando tanto igual le iba a costar llegar a fin de mes, al menos estaría ocupado en algo que valiera la pena, su obra.

Ahora, Bustillos muestra todo ese camino –cicatrices, alegrías, hilos y laberintos- en cinco salas de exposición con esculturas en bronce y madera. Ese camino que pasa por la madera que tumban las tormentas de viento en la ciudad, transformadas en mujeres que miran al cielo, que llevan en la piel la impronta de la gubia, del fuego y de la pintura. Son paisajes abstractos que imitan a lo que el agua le hace a las piedras en las cuevas y luego se transforman en camas macizas para que duerma su sueño de bronce una Ariadne africana, velada por un Minotauro viejo y derrotado, que ya no encuentra el hilo para atravesar su propio laberinto y llegar hasta ella.

Bustillos tuvo que ir hasta Japón para aprender a fundir en bronce, pero al regresar se ocupó de compartir lo aprendido. Ahora, esa técnica se traduce en una sala de mujeres encinta que esperan el futuro del país en sillas precarias. La espera, el embarazo, es un tema recurrente, casi inagotable, en la obra de Bustillos. Le fascina tanto la ilusión del embarazo –el proceso de cambio del cuerpo, la ilusión de la espera, la esperanza y el deseo del hijo– como la forma, el nacimiento de la curva, el ritmo del cuerpo.

Con el paso de los años, ese joven obrero que vino del frío de la ciudad de La Paz a Santa Cruz para encontrar el calor de su niñez yungueña se ha transformado en artista y gestor cultural, capaz de regalarle su obra a la ciudad.

Desde esta exposición, El chancho de los deseos y la abundancia –una alcancía tejida en hierro y tapizada por el público con candados– es propiedad de todos los cruceños. Candado a candado, compromiso a compromiso, el cruceño irá transformando la obra.

Juan ya perdió la cuenta de cuántas exposiciones y esculturas ha hecho, pero la ciudad está cada vez más consciente –y agradecida- de su presencia.

Pablo Ortiz

Periodista